No practique excursionismo o senderismo en zonas recién nevadas hasta que el manto de nieve esté asentado.
No inicie la salida si el índice de peligro es superior a 3 en la escala europea.
Antes de salir a la montaña, infórmese de la probabilidad de aludes.
Las laderas en las que sopla el viento y las orientadas hacia el sol tienen menor riesgo de aludes.
Si se camina en grupo, aumente la separación entre excursionistas para reducir el riesgo de que un alud los pueda sepultar a todos.
Al salir ponga el ARVA ( Aparato de Búsqueda de Víctimas de Aludes ) en emisión aunque parezca que no haya peligro.
Compruebe, antes de salir, que los ARVA funcionen. Deberá llevar una pala y la sonda.
Cuando se registra una alta subida de temperaturas, especialmente en primavera, evite transitar por lugares con abundancia de nieve especialmente a las horas centrales del día.
Igualmente, aumenta el riesgo de avalanchas y aludes la lluvia caída sobre nieve en polvo.
Evite, especialmente, las laderas lisas, sin grandes rocas ni árboles.
Camine preferentemente por las partes más altas de las laderas.
Si percibe el desprendimiento de un alud, corra en sentido perpendicular a la línea de caída para salir de su trayectoria.
Si no consigue salir, intente nadar sobre la nieve que te va cubriendo para intentar mantenerse en la superficie del alud.
Cuando note que el alud se va deteniendo sobre usted, adopte la posición de una bola.
Cuando perciba que el alud se ha parado, muévase fuertemente para crear a su alrededor con manos y brazos un espacio que le permita respirar.
Si ha perdido la orientación, escupa y la dirección de la saliva le indicará donde está el suelo. Escarbe en sentido contrario en busca de la superficie.